Hará unos quince
días me fui a hacer mi primer viaje por tierras alemanas después de muuucho
tiempo. El motivo era la visita a Marta Farré, que se encuentra resumida
aquí,
aquí y
aquí.
Allá por 2009, y
de puñetera casualidad, descubrí la página http://www.mitfahrgelegenheit.de/ , la cosa
mas útil ever. Así muy resumido, esta web te permite viajar por toda Alemania (y
Europa en general) de forma MUY barata.
¿Cómo? Compartiendo coche o en su defecto billete de
tren. Si esto se popularizase en España, lo primero que pensaría yo –mujer cauta
y desconfiada donde las haya- al ver anuncios como: ‘Viajo de Berlín a Luneburg
día tal hora tal precio tal con el coche tal de color tal’ (la oferta que
aproveché yo), es: ¿Qué depravado/violador/asesino en serie
quiere llevarme en coche?
Pero esto es
Alemania. Aquí uno no desconfía de nadie. Amigos, si se es un poco cleptómano, este es
el país donde ir. Para muestra un botón: resulta que CADA vez que piso el Netto
(supermercado) de debajo de casa, al salir pita la alarma antirrobo. He probado
entrando con tres bolsos diferentes, hasta fui un dia con una bolsa de tela y
el monedero sin más, así que no sé qué coño es lo que hace que pite –por
descarte solo quedan dos cosas: los zapatos o el preservativo que llevo siempre
en el monedero, que en un país con tanto alemán de metronoventa suelto, una nunca sabe dónde va
a acabar y mujer precavida vale por dos-. Y a pesar de pitar cada día, NUNCA me
han pedido que les enseñe lo que llevo en la bolsa. Así es que me estoy
planteando aprovechar la situación y empezar a robar. Pero esta es otra
historia.
A lo que iba. Hablé
con una chica que viajaba el mismo día que yo a Lüneburg y quedamos en
encontrarnos en Hauptbanhof para ir en su coche –ford rojo de los ochenta- hasta allí.
Hasta aquí todo
bien. Llegué y compartíamos viaje con otras dos personas. Tres horas de coche y
vería a Farré después de casi mes y medio. El pequeño detalle que había
olvidado es que en Alemania NO HAY LÍMITE DE VELOCIDAD. Lo que la colega
conductora se tomó muy en serio, pues no bajó de los 160 en lo que duró el
viaje. Parece que la chica tampoco sabía muy bien que hay cosas como la ‘distancia
de seguridad con los otros vehículos’ o ‘frenar si ves que el coche de delante
frena’. Total, estaba yo en el coche súper aburrida y asustada por la excesiva
temeridad de la susodicha y empezé a repasar gmail –soy una lista y me puse
internet en el móvil, muy útil para estos casos- y me llega un mail de la
oficina de intercambios de Barcelona con una copia del seguro de REPATRIACIÓN
DE CADÁVER Y ACCIDENTE que contraté hace unos meses. En ese momento sentí
PÁNICO, pues la tía seguía dándole duro al gas, no paraba de fumar, cambiar CD’s
y tocar los botoncitos de la calefacción sin mirar a la carretera.
Al final todo
acabó bien, no nos matamos ni nos estrellamos, pero puedo jurar que nunca en mi
vida me había alegrado tanto de ver a Farré.
Moraleja que saqué de todo esto: Viajar, SÍ. Pero en tren (la vuelta la hice en tren compartiendo
billete, tardé unas dos horas más pero mis chakras no se desequilibraron como
lo hizo la loca del coche rojo).
PD: Voy a bajar
ahora mismo al Netto solo con dinero y con otros zapatos, a ver si de una vez
por todas dejo de pitar.
*Editado para decir que: he bajado al Netto y NO HE PITADO!